¿Que posibles ventajas tienen las lentes de contacto?.
El uso de lentes de contacto puede ofrecer determinadas ventajas con respecto al uso de gafas en determinados aspectos que pasamos a comentar:
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Ventajas ópticas:
Proporcionan un campo visual total, pues la montura no interfiere en la visión.
La persona percibe los objetos con un tamaño similar al tamaño real. Por este motivo, las lentes de contacto están especialmente indicadas en personas con anisometropía (diferente graduación en ambos ojos). En estos casos, sobre todo cuando existe mucha diferencia de graduación entre un ojo y otro, es recomendable el uso de lentes de contacto, ya que con gafas la imagen que se forma en cada ojo es de distinto tamaño y el cerebro no puede juntarlas en una sola imagen. Con las gafas, la persona no suele tolerar más de 3 dioptrías de diferencia entre la graduación de un ojo y otro. Sin embargo, con las lentes de contacto, apenas se modifica el tamaño de los objetos, con lo que cada ojo podrá llevar la graduación que necesita, aunque exista mucha diferencia entre ambos.
No existen distorsiones laterales. Como la lente de contacto se desplaza junto con el ojo, la persona siempre está mirando por el centro de la lente. Por el contrario, utilizando gafas no siempre miramos por el centro del cristal. Así, cuando dirigimos la vista hacia los lados o cuando las gafas no están bien ajustadas, los objetos pueden aparecer distorsionados o aparentemente desplazados, sobre todo cuando la persona tiene una graduación elevada.
Las lentes de contacto no se empañan con los cambios de temperatura, ya que al estar en contacto con el ojo, su temperatura es similar.
Ventajas estéticas
Para muchas personas el uso de gafas puede ser un problema, debido a que no se sienten cómodos con su imagen. Esto es más frecuente cuando la graduación es elevada, ya que las gafas resultan menos estéticas y más incómodas. Además, las lentes de contacto pueden resultar imprescindibles para determinados profesionales como modelos, actores, etc...
También se utilizan lentes cosméticas para cambiar el color de ojos, así como para ocultar determinadas alteraciones oculares que afectan al aspecto estético del iris o de la pupila.
Ventajas para el deporte
En determinados deportes no es aconsejable el uso de gafas, como ocurre en los deportes de contacto y aquellos en los que se realizan movimientos rápidos y bruscos.
¿Qué personas pueden beneficiarse del uso de las lentes de contacto?
Todas aquellas que, por diversos motivos, quieran optar por ellas, salvo que exista alguna contraindicación.
Existen algunos casos en los que la lente de contacto es la mejor opción. En esas ocasiones, será el profesional de la visión el que le recomiende el uso de estas lentes:
En presencia de anisometropía (diferencia significativa de graduación entre un ojo y otro).
En determinadas deformaciones de la córnea (queratocono y astigmatismo irregular).
En la miopía (por medio de lentes rígidas se intenta controlar su evolución)
Uso de lentes de contacto terapeúticas: A veces, las lentes de contacto se utilizan para que ejerzan una función terapeútica, actuando en ese caso como si se tratara de un "vendaje ocular", es decir, protegen la superficie del ojo dañada para que el párpado no roce, evitando así el dolor y ayudando a la regeneración del tejido. Están indicadas, por ejemplo, en los casos de úlceras en la córnea crónicas, pues ayudan a que la córnea cicatrice y además permiten ver la evolución de la úlcera y poder administrar medicamentos a través de la lente.
¿A partir de qué edad pueden utilizarse lentes de contacto?
Generalmente a partir de los 9 años. Los niños no suelen tener problemas en la manipulación de las lentes de contacto, aunque dependerá de la madurez y la motivación del niño. Sin embargo, existen situaciones, en las que las gafas no son una solución adecuada, y es necesario adaptar lentes de contacto a niños muy pequeños, normalmente como un medio para prevenir la ambliopía u ojo vago.
¿Cuándo no son aconsejables las lentes de contacto?
En algunas profesiones, como las que trabajan con sustancias tóxicas o en ambientes con mucho polvo, pues es más fácil que se produzcan reacciones tóxicas o sequedad.
En diversas alteraciones oculares: conjuntivitis, blefaritis, queratitis, etc., no se deben utilizar las lentes hasta que el problema haya sido resuelto.
Existen situaciones en las que se altera la secreción de lágrima, pudiendo hacer problemático el uso de lentes de contacto: determinados procesos reumáticos, alteraciones del tiroides, así como el uso de ciertos medicamentos (antidepresivos, antihistamínicos, etc...).
La diabetes puede disminuir la sensibilidad de la córnea y su capacidad de cicatrización. Por este motivo, si la lente estuviera produciendo alguna lesión, es posible que la persona no lo notase. Por otra parte, su recuperación sería más difícil.
Las mujeres embarazadas que utilicen lentes de contacto rígidas o permeables, pueden tener que suspender durante unos meses el uso de sus lentes, ya que suelen producirse cambios en la córnea y en la lágrima, fundamentalmente durante el tercer trimestre de embarazo.
Complicaciones que pueden obligar a suspender temporalmente el uso de lentes de contacto
El uso de lentes de contacto puede llevar consigo la aparición de ciertos riesgos y complicaciones. A veces, estos problemas surgen al cabo de un tiempo de haberlas estado usando con normalidad y pueden llevar, incluso, a tener que abandonar su utilización.
Entre las complicaciones asociadas a las lentes de contacto, se encuentran:
Infecciones corneales, queratitis.
Inflamaciones corneales.
Hipersensibilidad y procesos alérgicos.
Molestias por sequedad, que pueden estar relacionadas con factores ambientales, con la secreción de lágrima del usuario o con la presencia de suciedad en las lentes.
Erosiones y lesiones oculares producidos por el roce de la lente de contacto o por algún cuerpo extraño atrapado entre el ojo y la lente. Dichas lesiones son más frecuentes en usuarios de lentes rígidas que en los que utilizan lentes blandas.
El riesgo de complicaciones es diferente según el tipo de lente y la modalidad de uso empleada. Así, las lentes de contacto de uso prolongado, es decir, las que se llevan de manera continua durante periodos superiores a una semana, son las que presentan un mayor riesgo de complicaciones.
¿Por qué aparecen estos problemas?
Entre las causas más frecuentes figuran las siguientes:
No realizar la limpieza diaria o hacerla de una manera incorrecta, saltándose alguno de los pasos o utilizando líquidos no apropiados (preparados caseros o incluso agua del grifo). Las lentes de contacto, una vez utilizadas, deben limpiarse antes de guardarlas en el estuche. Es importante mantener limpio el estuche donde se guardan las lentes, así como cambiarlo frecuentemente.
Llevar puestas las lentes más horas de las recomendadas para ese usuario concreto, según las características de sus ojos y del tipo de lente de contacto.
Que las lentes no hayan sido perfectamente adaptadas por el profesional.
El producto utilizado para la limpieza de las lentes puede producir irritación e intolerancia. En ese caso, deberá usar en su lugar un líquido sin conservantes, especial para ojos sensibles.
La lente de contacto puede estar rota o en mal estado, debido a una mala manipulación por parte del usuario o por envejecimiento del material.
Normalmente será necesario reponer la lente de contacto y, en los casos en los que la causa sea un fallo en la manipulación, es importante averiguar qué error ha cometido el usuario para evitar que le vuelva a ocurrir.
Factores ambientales, como la baja humedad relativa, pueden ocasionar molestias debidas a sequedad, sobre todo si la persona tiene un tipo de lágrima poco estable (que se evapora con rapidez).
Fuente: saludalia.com
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